OPINION
El pecado original de Agua Negra
La semana pasada debieron darse a conocer los consorcios precalificados para adjudicarse la obra binacional, pero no se concretó. La oposición chilena encendió el alerta y, llamativamente, el piñerismo coquimbano también adhirió. El túnel queda muy lejos de Santiago y de Buenos Aires, desafortunadamente.
Más de un mes atrás, el gobernador Sergio Uñac recibió a una delegación chilena encabezada por dos legisladores del oficialimo y la oposición, e integrada por empresarios de la Región de Coquimbo, preocupados todos por las versiones acerca de que tanto el presidente Sebastián Piñera como su par argentino Mauricio Macri estaban reconsiderando el túnel de Agua Negra por los sobrecostos del proyecto.
El rumor fue publicado nada menos que por el diario el Mercurio. Trascendió una supuesta conversación -nunca confirmada oficialmente- entre Piñera y Macri durante su encuentro reservado en Valparaíso el día de la asunción del sucesor de Michelle Bachelet. La noticia cayó como una bomba en la IV Región y también en San Juan.
Uñac pudo tranquilizar a los trasandinos con la foto que se sacó con ambos jefes de Estado en Buenos Aires. Quedaron retratadas las sonrisas más el compromiso asumido acerca de que Agua Negra marchaba viento en popa. Preocupaciones al margen.
Sin embargo, duró poco la calma porque la semana pasada debieron darse a conocer los consorcios precalificados para adjudicarse la obra binacional, pero no se concretó. El diputado Matías Walker publicó el sábado 8 de julio una nota de opinión en el diario El Día, titulada «Agua Negra: Traspié con olor a centralismo». En su texto apunta directamente a Santiago y Buenos Aires como origen de los obstáculos.
Ese mismo día vía Twitter, un piñerista de primera línea y ex intendente de la Región de Coquimbo, el actual diputado Sergio Gahona, también sentó posición: «Esta vez estoy muy de acuerdo con Matías Walker». Ya no se trata de una cuestión de carácter político-partidario, ni de las tensiones internas propias de todo país, sino de un asunto más estructural que no distingue entre uno u otro lado del macizo andino.
Walker es un legislador importante. Es el presidente de la bancada de la Democracia Cristiana en la Cámara de Diputados de Chile. En su columna de opinión habló específicamente de un tema crucial, que no tiene que ver con lo financiero ni lo técnico, sino con otro factor posiblemente más delicado: la decisión política.
El legislador trasandino destacó que el gobernador Uñac ofreció financiar con recursos provinciales parte de esos sobrecostos que aparecieron en Agua Negra. De manera tal que los obstáculos parecen más de otra índole. ¿Será que el túnel queda demasiado distante de las grandes capitales y los centros urbanos más poblados de ambas naciones? ¿Será que, en el caso de Argentina, la prioridad está puesta en la crítica coyuntura de cumplir con las metas fiscales impuestas por el Fondo Monetario, más que por el desarrollo de obras estructurales para el largo plazo?
De la política interior chilena no podríamos opinar, porque para eso están los dirigentes de aquella nación. Y ya hablaron este fin de semana. Tristemente.
Lo que sí queda relativamente claro es que Agua Negra tiene un pecado original que periódicamente le pasa factura: queda demasiado lejos de Buenos Aires y de Santiago.
JAQUE MATE